domingo, 5 de septiembre de 2010

Historia de un Bebe



Por etapas.

Multisensoriales, 0 a 3 meses

Sofía Rico, pediatra especialista en desarrollo infantil, recomienda para cada edad juguetes que permitan la exploración y la imaginación.

Por su parte, la sicóloga Guerrero comenta que en la primera etapa de la vida los más aconsejables son los móviles y los objetos de formas y colores variados y contrastados, como blanco y negro, pues los recién nacidos distinguen manchas.

“En este periodo se recomiendan los juguetes de tipo multisensorial, que permitan al niño ver, tocar, oler, escuchar y chupar; ya que es así como los bebés empezarán a conocer su entorno”, dice la experta. Entre los principales se encuentran las cajas musicales y los muñecos de goma.

Juguetes de Agarre: 4 a 6 meses

En esta edad, la sicóloga Guerrero asegura que los mejores juguetes son los muñecos, cubos y pelotas de tela.

Deben ser medianos, de tal forma que los bebés los puedan manipular fácilmente, pero que, a la vez, no tengan posibilidades de meterlos a su boca. También, objetos de colores llamativos, entre ellos llaves de juguete, vasos y espejos de plástico para el reconocimiento de sí mismo. Otras ideas:

  • Mantas de actividades para el suelo que los estimulan sensorialmente y los dejan moverse libremente.
  • Libros que les permitan diferenciar texturas y contrastes entre áspero, liso y suave.
    Tableros que produzcan sonidos al presionarlos.
  • Pelotas o rodillos para estimular el equilibrio.
  • Bloques sencillos.

Conversación: 7 a 9 meses

  • Juguetes de diferentes formas, texturas y tamaños: bloques de plástico, madera o tela.
  • Baldes o recipientes para llenar con diferentes objetos y vaciarlos.
  • Pelotas de diferentes colores y texturas o que produzcan sonidos.
  • Instrumentos musicales para bebés como maracas y tambores.
  • Teléfono de juguete para estimular su expresión verbal.
    Vasos para guardar unos dentro de otros.
  • Sonajeros con doble asa para que pueda intercalar ambas manos.
  • Libros con dibujos grandes, simples y coloridos.
    Objetos pequeños que le permitan utilizar los dedos índice y pulgar (movimiento pinza).

Construcción 10 a 12 meses

  • Se recomiendan juegos de encaje y cubos.
  • Cajas de diferentes tamaños.
  • Botones ajustados a piezas de ropa (para prevenir atoramientos) y cierres para ejercitar el movimiento pinza.
  • Encajes grandes para armar y desarmar.
  • Recipientes apilables.
  • Libros lavables, de plástico o tela de diversas texturas.
  • Instrumentos musicales, teclados, tambores.
  • Animalitos de plástico o tela para la estimulación sensorial y la emisión de sonidos.
  • Muñecos de trapo.
  • Libros con fotos de él y de la familia.
  • Libros con figuras de animales, partes del cuerpo, medios de transporte, lugares, etc.

Crear, pintar y diseñar: 13 a 15 meses

  • Crayolas, plumones, lápices de colores, témperas y cuadernos para hacer garabatos y pintar.
  • Es importante que el pequeño tenga cuadernos solo para él; así, tiene libertad de rayar y pintar a su gusto en ellos.
  • Rompecabezas de alto relieve, de 3 a 5 piezas.
  • Cubos medianos para la construcción de torres.
  • Libros de hojas gruesas con ilustraciones de figuras humanas, animales y objetos de diferentes colores.
  • Cuentos con texturas y sonidos que sean llamativos.
  • Frascos con tapas.
  • Pelotas de diversos tamaños y colores.
  • Juguetes para empujar y arrastrar.
  • Muñecos de trapo o felpa.
  • Globos y pelotas de diferentes materiales.
  • Muñecos para aprender a vestir y desvestir, con mecanismos de cierre, como el velcro y la cremallera.

De reacción, 16 a 24

  • Juguetes para jalar y montar, empujándose con los pies, carros, camiones.
  • Monederos o cubo con cierres, broches.
  • Rompecabezas de alto relieve de 5 a 10 piezas.
  • Cuentos de plástico o tela, solo con ilustraciones.
  • Caja de música y canciones infantiles.
  • Títeres y recipientes apilables de varios colores.
  • Juegos de construcción y para encajar.
  • Juegos de punzado, pasado y ensarte.
  • Fotos y láminas de diversos objetos.
  • Columpios, toboganes, escaleras y obstáculos.

Entre los 2 y los 3 años

  • Bloques de construcción de piezas grandes y coloridas.
  • Instrumentos musicales diversos o juguetes con distintos sonidos para estimular la discriminación auditiva.
  • Rompecabezas y cubos para encajar.
  • Juegos de construcción.
  • Muñecas y juguetes accesorios como muebles de cocina, mesas, sillas.
  • Triciclos, coches.
  • Teléfonos de juguete.
  • Plastilina.
  • Juegos de diferente forma, tamaño y color para que los agrupe según estos criterios.
  • Juegos de preescritura, construcción, encaje, pasado y ensarte.

Juguetes para ellos


Para esta época es buena idea pensar en regalar objetos didácticos que estimulen el desarrollo de los niños, según su edad.

Entre ellos se encuentra la cognición: “facultad de procesar información a partir de la percepción, el conocimiento adquirido y características subjetivas que permiten valorar y considerar ciertos aspectos en detrimento de otros”, explica María Isabel Guerrero, especialista en psicología comportamental cognoscitiva.

La motricidad es la capacidad de generar movimiento. Se clasifica en fina y gruesa. “La fina hace referencia a movimientos precisos; mientras que la gruesa, se evidencia por medio de movimientos amplios”, agrega Guerrero.

Ambos aspectos se pueden fortalecer con el uso, de acuerdo con la edad, de algunos juguetes, siempre y cuando no sean un pretexto para dejar al niño solo.

DISPLASIA DE CADERA


Algunos niños, muy pocos, nacen con una luxación de cadera, es decir, con el extremo superior del fémur fuera de la cavidad de la pelvis en la que debiera estar encajado; pero, en cambio, son bastantes más los que no tienen esa cavidad lo suficientemente bien formada como para contener el fémur en su sitio, y corren el riesgo de que se les salga durante los primeros meses de vida, lo cual, de no ser detectado, puede causarles una cojera irremediable.
Aunque es más frecuente en niñas, tras los partos de nalgas y cuando algún familiar la padeció, puede afectar a cualquier recién nacido. En la displasia de cadera coinciden los dos factores que hacen necesario descartarla sistemáticamente: es relativamente frecuente y su diagnóstico precoz cambia radicalmente el pronóstico; de ahí que a todos los bebés se les deba practicar durante los primeros días de vida una exploración especialmente dirigida a asegurar que la cabeza del fémur esté en su sitio y no pueda salirse de él, y que en el informe de alta consta como "maniobra de Ortolani" (y a veces también "maniobra de Barlow").

El diagnóstico definitivo puede requerir una ecografía a los dos meses de vida o una radiografía normal a los tres; pero cuando estas exploraciones son claramente positivas, el bebé debe ser valorado por un especialista inmediatamente.

El tratamiento consiste en colocar la cabeza del fémur en su sitio, si es que se hallaba parcial o totalmente fuera de él, y/o en impedir que se salga, para lo que puede ser necesaria la cirugía; pero normalmente basta con emplear unos arneses con los que se mantienen las piernas del bebé permanentemente abiertas, de modo que la cabeza del fémur quede siempre enfrentada a la cavidad de la pelvis en la que debe alojarse, hasta que acabe de formarse bien. Ésta es también la función del doble o triple pañal que se recomienda poner en los niños cuya exploración es dudosa, hasta que el especialista decida.

CRIPTORQUIDIA


Los testículos se desarrollan en el interior de la cavidad abdominal del feto, descendiendo hasta las bolsas escrotales poco antes del nacimiento, bajo el impulso de las hormonas del niño, pero cuando uno o ambos testículos no alcanza su destino y queda detenido en algún punto de su trayecto, se habla de "criptorquidia", que etimológicamente significa "testículo oculto".
Esto ocurre en cerca del 4% de los recién nacidos y en más del 20% de los prematuros. Aunque en algunas ocasiones el problema persiste y debe ser tratado, en tres de cada cuatro bebés que nacen con una o ambas bolsas escrotales vacías, los testículos descienden espontáneamente en los primeros tres meses de vida. .

PULMÓN HÚMEDO


Técnicamente
conocido como "taquipnea transitoria del recién nacido", la expresión "pulmón húmedo" hace referencia a su causa, un retraso en la eliminación del líquido que el feto tiene en los pulmones; mientras que su otra denominación alude a su síntoma principal, la taquipnea o aumento de la frecuencia respiratoria, y al carácter pasajero del problema.

Entre el 1% y el 2% de los recién nacidos padecen este trastorno. Aunque hay otros factores de riesgo que lo favorecen, el más importante es el haber nacido por cesárea, porque se cree que el líquido persiste en el pulmón sin ser eliminado, al faltar la presión que hubiera recibido al pasar por el canal del parto.

Los síntomas se inician al poco tiempo de nacer, cuando se observa que el bebé respira de forma muy superficial y rápida (por encima de 60 respiraciones por minuto), haciendo una especie de gemido o queja y esforzándose tanto para obtener aire que las alas de la nariz se le dilatan y las costillas se le hunden con cada respiración. Este cuadro es muy poco específico y puede ser producido por distintas enfermedades, algunas de ellas graves, de modo que el recién nacido debe ser ingresado en la unidad de Neonatología para practicarle radiografías y exámenes complementarios que permitan descartarlas, y poder ser controlado y tratado adecuadamente.

El diagnóstico de pulmón húmedo exige, pues, excluir otros trastornos capaces de causar síntomas similares, y a veces sólo se puede confirmar cuando el cuadro desaparece alrededor del tercer día, sin dejar secuelas de ningún tipo.